Dibuja un autorretrato, me piden, la Wikipedia me dice que un autorretrato es un retrato hecho de la misma persona que lo realiza y, como me lo piden en el aula de dibujo, pues iré a lo más básico, un dibujo a lápiz, con tan sólo una hoja de mi flamante cuaderno, un portaminas y una goma. Por supuesto acabará en mi segunda casa, en instagram @sferreirol, donde espero veros a todos, queridos compañeros de aventura artística.
Así que me toca recrearme a mí misma. ¿Y cómo se hace eso si yo no me veo? yo veo mis manos, veo mis piernas, la sombra de mi nariz y de mis gafas, el pelo cuando el aire lo mueve, pero mi cara es la única que nunca veo, así que voy a tener que recurrir al mismo truco de Durero, de Sofonisba, de Van Gogh, de todos los grandes, voy a usar un espejo y, para qué negarlo, la muleta de la cámara del móvil.
Ya delante del reflejo viene lo peor, ¿Qué cara pongo? ¿Sonrío? ¿Estoy seria? ¿Me presento con un lápiz, con un pincel…?. ¿Poso como me ve mi hijo, como me ve mi hermana, como me ve mi amor? para cada uno de ellos tengo una cara distinta, así que opto por la sinceridad y me detengo en el momento en el que soy yo misma, por la mañana en el baño, en mi casa de Zaragoza, antes de ponerme la sonrisa y la máscara social que uso dando clases de administrativo en el instituto. Son esos minutos donde no finjo y nadie me mira, ahí es cuando me reconozco.
¿Y el estilo? pues me limitaré al dibujo descriptivo, recuerdo a Hernán Cortés y me limito a sombrear la carne, cojo un poco de Schiele para la ropa y algo de Rembrandt en las sombras, lo paso todo por el tamiz de mis muchos años garabateando, desde que de pequeña descubrí el placer de manejar un lápiz y un pincel y, después de treinta años deseándolo, ¡Por fin! me estreno en mi primer día de estudiante de Bellas Artes. Esa soy yo.